Me miras.
Te miro.
Estás jodidamente
guapa.
Pero
no te lo digo.
Solo acierto
a dibujar una sonrisa
mientras
escucho tus latidos
aun descompasados
por las prisas.
Quisiera incorporarme,
mirarte a los ojos,
y decirte
que te quiero.
Espero que lo
intuyas.
Porque mis músculos
no obedecen
a mis deseos.
Huelo tu piel;
alimentando
mi despropósito
de empezar otra vez.
Siento el contacto
de tus luces
contra mi asfalto.
Y no hay
accidente más fortuito
ni afortunado.
Cierro los ojos
y tu respiración
mece mis miedos,
los duerme;
les hace creer
que realmente
yo soy más fuerte.
Hace tiempo
no creía
que la felicidad
viviera
muriendo
abrazada al único clavo
que no soltaría
ni aunque estuviera ardiendo.
¶ Post.
27 jul 2014
· [Print]
Celia Munera Pérez ©. Con la tecnología de Blogger.
MUY BUENO, Celia. Me encanta, literalmente.
Un saludete de Samuel.