Tú.

Hueles a mar en mi cabeza
y la sola idea de hacerte arena
me convierte en ola,
en sal, en huella.

El remolino de mariposas
atrincheradas en mi estómago
que no se atreven a volar
porque quieren quedarse contigo
y saben
que volverás.

Me rozas los orgasmos,
la sonrisa;
y sin entender por qué
sé que la vida
es más bonita.

No hago poesía,
la haces tú en mi cama,
yo me limito 
a acariciar todo lo que creas
y a guardarlo con palabras.

Te anticipas al sol,
me amaneces. 
Desafías a mis siempres
que ya no te niegan nada
porque ni pueden
ni quieren.

Y recuerdo
el sentir nuestros cuerpos
fundiéndose en algo más que eso;
como tenían memoria
y susurraban
todas esas cosas
que nos habíamos gritado
en silencios 
tan intensos
como aquel abrazo.



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Celia Munera Pérez ©. Con la tecnología de Blogger.