Vuelve.

Vuelve el adiós.

Lo conozco tan bien que hasta el tacto áspero de sus 'no voy a volver' me inspira un aprecio despreciable. Tengo demasiadas cicatrices en forma de adiós, demasiadas marcas visibles que rezan perdón. Demasiada nada apilada en mi piel.

Ya ves. Por qué no irse,
por qué volver.

Por qué convertir
tanta torpeza
en odio de tu impaciencia.

Por qué.
No quiero saberlo. 

Creo que me he estrellado tantas veces
contra 
tantos muros
que ya los veo todos
demasiado altos.

Quizá por eso
me cuesta
tomar impulso
e intentarlo.

Y ahí está escondido
en mi garganta,
el miedo
y el 'quiero' 
y el 'no sé si puedo'.



Leave a Reply

Celia Munera Pérez ©. Con la tecnología de Blogger.