Soy yo.

Es verdad que no me gusto. Es verdad que me veo todos los defectos y si asoma una virtud, la asesino yo misma. Ni siquiera estoy en mi casa, pero tampoco siento que mi hogar sea una casa, una infraestructura que con esfuerzo mis padres levantaron.

Tampoco siento este mi sitio.

Es verdad que las verdades duelen y a mi muchas se me resisten y no me atrevo a decirlas en voz alta porque vomitaría hasta deshidratarme. Las pienso y con eso me es suficiente para ser consciente de que existen. Es complicado aceptarme cuando llevo 22 años reprochándomelo todo.

Y lo intento. Día a día lo intento. Pero hay tantas marcas que sé que siempre van a recordarme quién soy, y lo que es casi peor, quién fui, que me rindo. Y me queda lo que soy. Y me miro en el espejo cada puto día y sigo viendo lo mismo, y veré lo mismo eternamente.

Soy yo.

Y me quiero. Ni bien, ni mal, pero lo hago. Me cuesta mi esfuerzo y mi guerra, mi sangre en el pecho y mi olor a pólvora quemada, pero lo hago.

Es complicado cargar en las espaldas un pasado que no elegí. Siempre sentí estar por debajo, aún cuando todo el mundo me explicó que esto no es una escalera, sino una línea recta en la que cada uno tiene a una distancia su meta. Pero yo nunca he creído en ello, y siempre siento que llego tarde, y corro, y corro más rápido hasta que tropiezo y me caigo.

Me levanto. Siempre me levanto. Debería hacerlo más por mi y menos por vergüenza a que me vean así. Pero lo que cuenta es que sigo caminando y disimulo que cojeo. Sé que muchas veces soy hermética, y que no me dejo quitar la venda para examinar la herida, pero no puedo ser de otra forma porque me cuesta demasiado. 

Solo sé expresarme escribiendo; y esto si es un defecto. Me cuesta hablar porque tengo miedo al juicio y a equivocarme. Y lo siento. Lo siento dentro, quiero decir, no es una disculpa. Siento que no sé hacerlo de otra forma, y si abro el paraguas, voy a salpicar a mi alrededor porque llevo toda la vida mojada.

Creo que hogar 
es cualquier sitio en el que consigo escribir.



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Celia Munera Pérez ©. Con la tecnología de Blogger.