Los domingos 
son autopistas llenas de atascos,
semáforos en ámbar
de esos que solo se ponen en rojo
cuando intentas cruzar.

Yo sé que probablemente
me toque ser la mala: y no pasa nada.

Todos cometemos errores.
La diferencia la marca el precio que te quiera cobrar
quién deba perdonarte.
Todo lo demás es camino.

No creo que en ningún caso,
nunca,
esté todo perdido.
No lo creo porque nunca lo he creído.

El dolor es también otra mentira que se han inventado.
Es la materialización tangible,
para demostrarnos que todo es real.
Como que si no duele, no ha pasado,
si no deja marca, no es verdad,
si no deja huella, no es camino.

Mentir es lo más deshonesto que puede hacer uno
consigo mismo,
porque en el fondo
una parte de nosotros también nos cree.


¿Y entonces?, entonces.
Entonces no hay entonces.

Todo se acaba. 
Todo termina.
Y todo sigue.

No hay entonces.

Es una lástima porque
estoy tan segura de que más allá de todo
hay otro entonces más.
Cuando todos los entonces se han sucedido
siempre hay uno más.
 
¿Y por qué?
¿Y por qué no?

Esto es lo que hacemos:
andar,
levantar polvo,
y seguir andando.
¿Y en qué quedamos?
No lo sabemos.
 
Pero eh, 
no estamos tan mal, ¿no?
Siempre nos queda un poco de esperanza,
y no vamos a ser nosotros
los suicidas que nos la carguemos.
Tendrán que ser otros, si lo consiguen.
Y si no, seguiremos hacia adelante.
Como siempre.
Levantando polvo,
haciendo camino,
y encadenando entonces.



Leave a Reply

Celia Munera Pérez ©. Con la tecnología de Blogger.