Quiero aprender a quererme; 
necesito dejar de verme
como el enemigo.

No puedo cada día girarle la cara al espejo,
porque estoy bajándole la mirada a mi corazón
y tanto rechazo le queda grande.

Necesito bailar sin pisarme,
cantar y aunque desafine, no dejar de hacerlo,
y aunque me caiga mil veces más,
seguir corriendo.

No soy mejor que nadie,
pero tampoco estoy en el último escalón
aunque lo sienta así.

Si me hago la muerta,
acabará por olvidárseme lo que es estar viva.



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Celia Munera Pérez ©. Con la tecnología de Blogger.